We lament the stark joylessness that marks our present time. We decry angry political rhetoric which rages while fissures widen within society along racial, economic, educational, religious, cultural and generational lines. We refuse to look away as poverty, cruelty and war force families to become migrants enduring statelessness and demonization. We renounce the gun violence and drug addiction that steal lives and crush souls while others succumb to fear and cynicism, abandoning any sense of neighborliness. Yet, in all this, “we do not despair.” (2 Cor. 4:8) To this current crisis we bring our faith in Jesus. By God’s grace, we choose to see in this moment an urgent opportunity to follow Jesus into our fractured neighborhoods, the nation and the world. Every member of the church has been “called for a time such as this.” (Esther 4:14)

– An excerpt from the House of Bishops of the Episcopal Church

Una Palabra para la Iglesia por el Mundo
 

Lamentamos la cruda falta de alegría que marca nuestro presente. Desacreditamos la retórica política llena de enojo, la cual enfurece mientras las fisuras se agrandan en nuestra sociedad a lo largo de las líneas raciales, económicas, educacionales, religiosas, culturales y generacionales. Nos negamos a mirar hacia otro lado mientras la pobreza, crueldad y guerra forzan a las familias a convertirse en migrantes, soportando la apatridia y demonización. Renunciamos a la violencia con armas y la adicción a las drogas, las cuales roban vidas y aplastan las almas mientras otros se sucumben al miedo y  al cinismo, abandonando cualquier sentido de vecindad. Sin embargo, en todo esto “no nos desesperamos” (2 Cor. 4:8). A está crisis actual traemos nuestra fe en Jesús. Por la gracia de Dios, escogemos ver en este momento una oportunidad urgente a seguir a Jesús dentro de nuestros barrios fracturados, la nación y el mundo. Cada miembro de la iglesia ha sido “llamado en un momento como este” (Ester 4:14).

– Un extracto de la Casa de los Obispos de la Iglesia Episcopal