Jesus was talking about his impending rejection, suffering, death and ultimate resurrection when Peter interrupted. He interrupted and criticized Jesus for what he was saying. Jesus was declaring the power of letting go of control precisely as Peter tries to control the moment, the message and the man. Peter found out in that exchange, that trying to control Jesus will get you labeled “Satan.” Whenever we’re talking about control, we should be investigating motivations for exerting control, especially our own. What may have been controlling Peter that day was fear. Fear is always seeking to motivate us. Always subtly vying for control of us. Stalking and shaping our worldview, our politics, our relationships, even our lives with God. (There is a direct correlation between how much we attempt to control others and our own lack of freedom.) What Jesus was proclaiming “openly,” before he was interrupted was his refusal to be obsessed with control over his reputation, his enemies, the nature of his death or the means by which God would redeem the situation.
Excerpt from Bishop Wright’s Lenten Series | Week 2 | Letting Go… of Control
For People with Bishop Rob Wright
The podcast expands on Bishop’s For Faith devotional, drawing inspiration from the life of Jesus to answer 21st-century questions.
el Control
Jesús estaba hablando de su inminente rechazo, sufrimiento, muerte y resurrección cuando Pedro le interrumpió. Pedro interrumpió y criticó a Jesús por lo que estaba diciendo. Jesús estaba declarando el poder de dejar ir el control precisamente cuando Pedro trata de controlar el momento, el mensaje y al hombre. Pedro descubrió en ese intercambio, que tratar de controlar a Jesús te etiquetará como “Satanás”. Siempre que hablamos de control, deberíamos investigar las motivaciones para ejercer el control, especialmente el nuestro. Lo que pudo haber estado controlando a Pedro ese día fue el miedo. El miedo siempre está buscando motivarnos. Siempre sutilmente compitiendo por el control en nosotros. Acechando y moldeando nuestra cosmovisión, nuestra política, nuestras relaciones, incluso nuestras vidas con Dios. (Hay una correlación directa entre cuánto intentamos controlar a los demás y nuestra propia falta de libertad.) Lo que Jesús estaba proclamando “abiertamente”, antes de ser interrumpido, era su negativa a obsesionarse con el control sobre su reputación, sus enemigos, la naturaleza de su muerte o los medios por los cuales Dios redimiría la situación.
Extracto de la Serie Cuaresma del Obispo Wright | Semana 2 | Dejar ir… el Control.