Though we sing on Sunday, “Join hands disciples … whatever your race may be!” — by the close of worship, it seems we have a double mind. Faced with this reality, you and I are invited to, “… repent and return to The Lord.” Our “more excellent way” forward is not blame, guilt or murder but instead, taking inventory of our hearts and amendment of our lives. In Christ, though culpable, we are not condemned. In Christ, we confess our hostility to love, assured of God’s absolute forgiveness. Only these things can purge us of the awful lies that divide and destroy us —lies that make children cry and our nation sigh.
Un Camino Hacia Adelante
A pesar de que cantamos el Domingo, “iDiscípulos, unan sus manos … sin importar su raza!” — al final de la alabanza, parece que tenemos una mente doble. Frente a esta realidad, tu y yo estamos invitados a “…arrepentirnos y a regresar donde el Señor.” Nuestro “camino más excelente” hacia adelante no es el de señalar, culpar, or matar, pero el de tomar un inventario de nuestros corazones y cambios en nuestras vidas. En Cristo, aunque culpables, no somos condenados. En Cristo, confesamos nuestra hostilidad al amor, asegurados del absoluto perdón de Dios. Sólo estas cosas nos pueden purgar de las terribles mentiras que nos dividen y nos destruyen— mentiras que hacen llorar a los niños y hacen suspirar a nuestra nación.