Harvest labor is downward mobility. Down into the foundational things. “Harvest labor” Jesus said, not plantation owning. Down into the fingernail dirty corners of the world. Of Georgia. Down into the muck of human relationships.
On our better days, when we set ourselves aside and take Jesus’ invitation to join him as laborers among the unfinished things — the scary silences, the intimidating intersections — those are the days when we best reveal who Jesus is. Those are the days we know that The Cosmic King who takes on flesh to become a day laborer among us is worth every bit of it. All the toil. All the trouble. All of it. He is worthy of it all.
digno
El trabajo de la cosecha es movilidad descendente, abajo hacia las cosas fundamentales. Jesús hablaba del “trabajo de la cosecha,” no del poseer una plantación, abajo hacia los rincones más sucios del mundo, de Georgia. Abajo hacia el lodo de las relaciones humanas.
En nuestros mejores días, cuando nos ponemos a un lado y tomamos la invitación de Jesús a acompañarlo como obradores de las cosas no terminadas — los silencios miedosos, las intersecciones intimidantes — esos son los días cuando mejor revelamos quién es Jesús realmente. Esos son los días en los que sabemos que El Rey Cósmico, quien se presenta en carne y hueso para convertirse en un obrador entre nosotros, vale la pena. Toda la fatiga, todos los problemas, todo, Él es digno de todo.