Muchas veces en nuestra vida pensamos que nuestras manos son muy pequeñas para la misión. Que no tenemos conocimientos especializados que nos puedan ayudar a mover las montañas. Y es en esos momentos en los que debemos abrir nuestros ojos a la realidad de que, si ponemos lo poco que somos en las manos del Señor, Él puede multiplicar nuestros dones para el bien de su pueblo. En cada una de las ocasiones que Jesús manifestó su poder, siempre trabajó en conjunto con nosotros para que sus milagros tomaran vida. Solo con dos panes y cinco peces fueron suficientes para alimentar a una multitud, el humilde regalo de un niño que dio todo lo que tenía para el bien de su comunidad, porque lo que es dado con amor, es agradable ante los ojos de Dios y el multiplicara los frutos de tus manos no importa lo pequeño que pienses que sea. No tengas miedo a entregar los dones que Dios te dio y ponerlos al servicio para el bien de su pueblo.

Juan 6:1-14

Marycelis Otero, Candidata a Ordenes Sagradas del Sacerdocio
Parroquia Holy Innocents, Sandy Springs GA