I was born in a foundling home. (That’s Catholic Church speak for orphanage.) That may be why I think a lot about Jesus’ three stories of being lost and found: a lost sheep, a lost coin and a lost man.
Each story tells of a God that risks all, won’t rest and who runs towards the lost. These stories must inspire us to reach out to people in Christ’s name. Not as the spiritually smug, but as the thoroughly grateful for having been brought near and for no reason of our doing.
We hear too much in the Episcopal Church that “we don’t want to feel awkward or be like other denominations by sharing our faith.” But, it’s not a matter of denomination. The Bible, the Book of Common Prayer and our worship each Sunday put us in the world, with love for the lost.
For Faith, 2013
For People with Bishop Rob Wright
The podcast expands on Bishop’s For Faith devotional, drawing inspiration from the life of Jesus to answer 21st-century questions.
Para los extraviados
Nací en una casa de encontrados. (Es una palabra de la Iglesia Católica que se refiere a un orfanato.) Puede ser esa la razón por la que pienso mucho en las tres historias de Jesús sobre estar perdido y ser encontrado: Una oveja perdida, una moneda perdida y un hombre perdido.
Cada historia cuenta sobre un Dios que arriesga todo, no descansará y que corre siempre hacia los extraviados. Estas historias deben inspirarnos para llegar a la gente en el nombre de Cristo. No para ser presumidos espirituales, sino como un agradecimiento profundo por ser acercados a Dios sin mérito propio.
Oímos frecuentemente en la Iglesia Episcopal que «no queremos sentirnos incómodos o ser como otras denominaciones compartiendo nuestra fe». Pero, no se trata de que denominación. La Biblia, el Libro de Oración Común y nuestra adoración cada domingo nos ponen en el mundo, con amor por los extraviados.
Revista For Faith 2013