The thing about God’s love is that it persuades. Gently, but clearly. Not controlling but accompanying. God’s love isn’t bought off by our charms. God’s love isn’t impressed by accomplishments. God’s love suffers through our egos’ need to recite our virtues until we are ready to be honest about our deficiencies. That’s where the holy is! Jesus teaches this in a story about a tax collector at worship. He shows us that hubris is fatally fragile; self-righteousness is made of inferior material and workmanship; there’s supernatural strength in humility; humility is where God is.
Santo
Lo que pasa con el amor de Dios es que persuade. Suavemente, pero claramente. No controlando sino acompañando. El amor de Dios no es comprado por nuestros encantos. El amor de Dios no se impresiona por los logros. El amor de Dios sufre a través de la necesidad de nuestros egos de recitar nuestras virtudes hasta que estemos listos para ser honestos sobre nuestras deficiencias. ¡Ahí es donde está lo santo! Jesús enseña esto en una historia sobre un recaudador de impuestos en la adoración. Nos muestra que la arrogancia es fatalmente frágil; la justicia propia está hecha de material inferior y mano de obra; hay fuerza sobrenatural en la humildad; la humildad es donde está Dios.